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Conoce mi historia

Hace mucho mucho tiempo, al principio del s. XXI

Una chica de 21 años comenzaba a trabajar como programadora de Cobol en una empresa familiar en Sevilla. Durante tres años y medio trabajó para sus clientes, que se encontraban por toda Andalucía.

Ya entonces se preguntaba cómo podía hacer su trabajo mejor y más innovador. Pero no estaba en el sitio adecuado.

A veces la vida te da golpes que, a pesar de que te hacen sufrir, provocan que te DESPIERTES.

Perdió a un ser querido. Se veía venir de lejos un punto de inflexión. Cambió de empresa y se pasó los siguientes 6 años y pico entre tres multinacionales.

Tocó el techo de cristal. Y llegó la frustración. Se sintió perdida. Mantenía hacer teatro, ya que la hacía estar presente y la ayudaba a evolucionar.

Pensó que era momento de estudiar alguna profesión de sanidad (era una espinita que tenía clavada) y lo hizo. Técnico superior en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear. Y volvió la frustración al ver todo lo que tenía que luchar para trabajar dignamente de ello. ¡No podía seguir invirtiendo más dinero!

Se sentía como si estuviera en la mitad de un gran bosque, sin mapa ni brújula en una noche perpetua.

La vida, a veces, hace que antepongas las necesidades de los demás a las tuyas y a la vez, sin querer reconocerlo, es muy fácil refugiarse ahí.

La Cris que va acompañada de su perrete y con ojos tristones, no imaginaba, ni por asomo, que, 4 años más tarde, se convertiría en la Cris que tiene su propio emprendimiento.

Un salto al vacío

Nada más terminar su formación como social media manager, fue a por la certificación de copywriter (en realidad ya tiene dos, la segunda con Maïder Tomasena, necesitaba tener otra visión de la profesión). Ya tenía un cliente y surgió la oportunidad de ser tutora en el mismo sitio donde se había formado la primera vez.

Fue justo ahí cuando vio lo que especial que era acompañar a otras personas en su camino hacia el emprendimiento.

Poco después entró en Acelera Startups, primero como acelerada y unos meses más tarde como mentora. Hoy colabora con MentorDay, Impact Hub (Madrid Emprende), Incubadora con Valores y WomANDigital.

Pasar por todas las fases del emprendedor autónomo, es como viajar en una montaña rusa cuya base se encuentra en el infierno y sus picos, en el cielo.

La cuestión es que, una verdad salió a la luz, a pesar de todos los obstáculos: iba a ser muy difícil que volviera a trabajar por cuenta ajena.

El mundo del marketing digital es CREATIVO; puedes tener tus mecanismos de trabajo desarrollados y trillados y aun así, es posible, que no funcionen como esperabas. ¿Eso significa que lo has hecho mal?

Claro que no.

Quiere decir que tienes que aprender a lidiar con cierta incertidumbre y se hace mejor con buena compañía y distintos puntos de vista. Por eso yo también necesito acompañamiento.

Una promesa

Te he contado mi historia en tercera persona. Es por una razón, aunque soy la misma mujer que vivió todo aquello, también soy una mujer muy muy, pero que muy diferente. Creo que todos los que nos liamos la manta a la cabeza en un negocio propio sentimos algo parecido. Luego viene el compromiso, la frustración y la sabia experiencia de los choques contra la pared.

Cuando empecé a tener clientes, me di cuenta de que estaba viviendo algo muy parecido a cuando empecé como programadora: hay mucho desconocimiento sobre marketing digital.

Y para colmo casi decía las mismas palabras: vas a ahorrar tiempo, vas a conseguir más clientes, vas a tener menos trabajo... Ains, qué cosas tiene el mundo digital.

Pero en lo que me quiero centrar es en que, queda patente que, por mucho que te curres lo que haces para el público, si lo haces en soledad y sin el conocimiento debido, estás pegando tiros al aire.

Es mucho peor cuando esto mismo pasa y encima estás pagando una pasta. No voy a entrar a debatir el funcionamiento de las agencias de marketing; las hay tanto buenas como malas (y yo misma tengo mis colaboradores externos), pero es cierto que sus servicios suelen estar fuera del alcance de un pequeño empresario o emprendedor.

Y luego está el desconocimiento que comentaba antes, que además provoca desconfianza.

¿Sabías que la mayoría de negocios no se plantea una estrategia de comunicación hasta ya pasado un buen tiempo o cuando se quedan estancados?

Sin embargo, si en el inicio del proyecto se la plantearan, si estuviera presente en su business plan, se ahorrarían sobrecostes y esfuerzos personales. Sí, gastarían menos dinero y tiempo y para colmo, esta inversión les repercutiría de forma directa en tener una mejor reputación, mejor imagen y una mayor conexión con sus clientes potenciales.

Por supuesto que no quita valor al boca a boca. La prueba social sigue siendo muy importante y todos los profesionales del marketing la usamos (y si no vete a mi página de inicio y verás que tengo testimonios, reales, por cierto); pero por sí sola no basta.

Cada vez más buscamos información a través de redes sociales y va a ir a más.

Entonces, ¿qué puede hacer una pequeña empresa?

No es justo que solo unos privilegiados tengan acceso a una comunicación a la medida de su marca, TODOS nos la merecemos.

Esa es mi promesa: que cualquiera pueda tener acceso a una buena comunicación.

Voy a escucharte atentamente. De forma presente. En el Aquí y Ahora. Y luego te haré una propuesta para lo que de verdad necesitas para alcanzar tus objetivos, y no me refiero a por ejemplo a tener X seguidores más. No, a objetivos útiles:

A tener una reputación consolidada, a ser referente en tu sector, conseguir más clientes, un impacto mayor en el mercado, a hacer algún tipo de acción para tener ciertas ventas, a aumentar tus suscriptores, mejorar tu comunidad, etc.

Siempre doy diferentes opciones para que, según el presupuesto con el que cuentes, puedas empezar a trabajar en la comunicación de tu negocio. ¿Qué significa esto? Pues que igual al principio tienes que ir a menos velocidad, pero recuerda, no se gana por ir más rápido, sino por ser persistente.

¿Qué quieres hacer tú?